martes, 30 de agosto de 2011

El Jardín de Falerina…. cambios y más cambios …


Cuando me dijeron que el Jardín de Falerina volvía a cambiar, no voy a decir que me lleve disgusto porque sería exagerar las cosas hasta un punto insospechado, pero he de decir, que estoy un poco cansada de que cuando se le pilla el punto a este sitio, zas!! vuelve a concurso y a cambiar de nuevo.

Cuando nació hace años con aquel estilo de zoco árabe, nos enamoró a todos, era un lugar genial para ir a tomar un café o uno de sus maravillosos “tes”, o ir con tus amigos a tomar cañas a la tarde o unos cubatas a la noche.

Pero, de repente, cuando ya se había convertido en un lugar de “quedada” para cientos de personas, cambió… y cómo cambió!!! Con el lema escrito en negro sobre un fondo blanco excesivo “la zorra ha vuelto” daba un rollo muy raro, aunque se llevaba la palma la foto de una virgen en medio de la pared.

Las cosas cambiaron, y aunque en verano no diferían mucho debido a su eterno jardín y su increíble terraza, la gente al menos que yo sé que antes lo frecuentaba ahora rara vez pasaba por allí.
Dicen que así estuvo 2 años, a mí se me hizo eterno la verdad…
Luego quiero recordar que se suavizó un poco,no? Blanco y negro, para mí demasiado blanco y poco negro para un bar pero sin frases tan directas y eso se agradece (aunque siempre nos hizo un poco de gracia)



Hace escasamente unos meses (o un año… pierdo mucho la noción del tiempo) se inaguró de nuevo, incertidumbre…



Al llegar… naranja… naranja por todas partes…



…naranja las letras, las mesas, sillas, techo, pared, lámparas, luz… el impacto tan visualmente naranja no recibió buenas críticas, pero quién no puede acostumbrarse a un color tan natural?? Pues eso, poco a poco, y gracias a sus sofás en la terraza, a su servicio y por supuesto a su comida muy del estilo de “la Malquerida” o el “Barrón” (por motivo de socios, dueños y demás)comenzó de nuevo a adquirir una fama de “bar preferido”, para cenar, para unas cervezas en la terraza mientras escuchas musica country tras un conciertillo de pop-rock… absolutamente de todo.
Sushi, o unos bocadillos deliciosos con ese queso parmesano que comas lo que comas si lo tiene sabe bien, pero para mí el plato por excelencia son (perdón, “eran”)sus huevos rotos con jamón, patatas y champis.



Pero bueno ahora nos toca esperar… vuelve a cambiar por razones que aún no comprendo mucho, esta vez parece que no sale a concurso aún, sino que sus gestores actuales quieren cambio radical, con lo bien que iba ahora…


Dicen que quieren darle un aire de tasca antigua: «Queremos rescatar la tasca antigua alavesa, ésa de picoteo, de mercado, de merendero», indican los hosteleros. Me imagino entonces que su plato estrella será la tortilla de patata, y merendero no les falta!! También dicen que habrá que decir adios a su posible ocio nocturno, ya que lo quieren explotar más por el día. Me da miedo que desaparezca ese ambientillo joven que lo caracteriza… pero nada hacemos con imaginar… habrá que darle una oportunidad… de alguna manera la rutina cansa, y mejor que cambien mientras nos da pena que no que cambien y aplaudamos por aburrimiento!

De momento, mi visita la tendrá… al fin y al cabo, el Jardín de Falerina es y será siempre el Jardín de Falerina…

lunes, 29 de agosto de 2011

No es lo mismo una tienda en la Avenida que en General Álava

    Y no es lo mismo Arana que la Avenida, ni San Martín que Arana…pero ninguna calle es nada si la comparamos con General Álava.

                Calle General Álava en las compras de Navidad


    Personalmente no conozco otra ciudad que tenga tan centralizado su éxito en una calle, y es que es en una, porque Dato se asemeja, pero ya… no es lo mismo, Dato se asocia más a “potear” que a ir de compras. 

          Calle Eduardo Dato, de paso tras las compras


    Solo Inditex puede permitirse el lujo de abrir un poco donde le de la gana, pero si es cierto que nadie se libra…Zara en Dato duró un asalto, y ahora Lefties su éxito se lo lleva por sus precios… Pull&Bear tuvo que cambiar a ser “outlet” para hacerse un hueco en la rutina del recorrido de tiendas.

     Con lo anterior me refiero a que la mayoría de la gente (y digo la mayoría por no decir toda y dármelas de entendida) tiene una rutina en cuanto al recorrido que hace cuando va de compras. En mi caso tengo que decir, que si no busco algo especial y concreto desde la calle Prado, tiro para Dato y enseguida como si fuesen a cerrar la calle me meto en General Álava y ya respiro y me lo tomo con calma. Si hay suerte y tengo tiempo visito Stradivarius, pero esta a la vuelta de la calle y eso supone desviarse, es absurdo, pero sé que mucha gente no llega a ir, porque bah!, cuando llegas al final de la calle lo más seguro es que ya hayas picado alguna cosilla, por tanto, si ya rondan las 8, entre que se acerca la hora de cierre y que tienes unas ganas enormes de tomarte una caña con tus amigos, deshechas enseguida la idea de seguir mirando…total! seguro que no hay nada (la autoconvicción de compras es un tesoro).

¿Qué pasa entonces con el resto de calles?

No tenemos ni la menor idea de lo que nos perdemos no investigando más, ¿cómo siendo una ciudad pequeñita tenemos tan excesivamente centralizadas las compras? “ah bueno, pues no”  me dice la gente, “también vamos mucho al Bulevard” y valeeee, siiiiii, es cierto, pero yo hablo del comercio a pie de calle, donde te mojas si llueve, y tienes que abrir y cerrar el paraguas en cada tienda a la que vas, donde tan pronto encuentras un bar entre las tiendas para tomar un café en vez de acceder a él a través de un ascensor hasta la tercera planta.

Vitoria es una ciudad que alardea de poder ir andando a cualquier sitio (a no ser que algún extremista me diga “anda pues ve andando de Salburua a Zabalgana, a ver lo que tardas guapa!” pues ya sé, pero en general si nos ceñimos a donde encontramos más comercio pues a cualquier sitio llegas con tus dos patitas, y sino en autobús, o en tranvía que está de moda!.

El otro día pasaba, con prisas, por la plaza Gerardo Armesto, cuantas veces he pasado por allí cuando salía del cole, pero resulta que ahora hay una tienda impresionante, conozco a la madre de la dueña de cuando compraba “chuches” cuando eso era un palacio de gominolas infantil, y me contó cómo su hija se ha hecho un huequito en la moda. Diseña muchas cosas y otras las compra, tiene marcas que nadie conoce que se mezclan con otras conocidas de toda la vida. Me encantó la bisutería, los pendientes y collares…estilo vintage, el solo cartoncito donde cuelgan es “monisimo”.

Aquí puedes encontrar vestidos para ocasiones especiales, una boda, o una fiesta de noche, o puedes encontrar los famosos pantalones “cagados” vaqueros, que hoy por hoy nunca llegarán a pasarse de moda.

Me quedé encantada con mi descubrimiento, aunque me avergonzó saber que ya tenía unos añitos esta tienda, y yo pensando que había descubierto la luna…

A dos calles de esta plaza, nos encontramos con Kukada, su nombre lo dice todo…
Otro día hablaré de ella… porque se merece un gran post!!

Os seguiré contando las cosas que voy descubriendo mientras doy la vuelta a Vitoria…